¿Sobrevivirá la civilización al siglo XXI?

¿Cómo harán frente los humanos al cambio climático, el agotamiento de los recursos y otras amenazas para la sociedad? Este es el tema sobre el que trata «Upheaval», el último libro de Jared Diamond.

La Isla de Pascua es famosa en todo el mundo por sus cientos de figuras talladas con cabezas gigantes. Pero también es un monumento a cómo el uso excesivo de los recursos puede conllevar consecuencias graves para la sociedad humana. Se trata de un problema que está cobrando relevancia mundial.

«La pequeña Isla de Pascua está aislada en el Océano Pacífico, a unos 3700 km de la costa de Chile. Cuando se encontraron en dificultades, no tuvieron a nadie a quien poder dirigirse para pedir ayuda. No había nadie en quien poder buscar un modelo», cuenta en el podcast Found In Conversation Jared Diamond, autor ganador del premio Pulitzer y profesor en la Universidad de California (Los Ángeles). 

«Destruyeron su medio ambiente, no porque fuera gente especialmente estúpida o imprudente, sino porque tuvieron la mala suerte de estar viviendo en una isla con un clima relativamente fresco, con terrenos ligeros y baja elevación, toda una lista de factores medioambientales que los predisponían a la deforestación».

El agotamiento de los recursos globales es una de las principales amenazas para la sociedad identificadas en el último libro de Diamond, «Upheaval», que observa cómo las naciones han hecho frente a crisis en el pasado y los problemas a los que nos enfrenamos en la actualidad.

«Aquí estamos en el planeta Tierra, viviendo no en el medio del Océano Pacífico, sino en el medio del universo. Y si nos encontramos en apuros, no hay extraterrestres a los que podamos llamar para pedir ayuda, no podemos ver cómo solucionan sus problemas de deforestación en la nebulosa de Andrómeda. Tenemos que averiguarlo por nosotros mismos o fracasar en el intento, como fue el caso en la Isla de Pascua», comenta Diamond. 

La diferencia fundamental entre la Isla de Pascua y el mundo actual es que la primera pudo destruirse a sí misma y nadie más se vio afectado porque la isla está aislada en el Océano Pacífico. Mientras que hoy en día, con la globalización y la interconexión entre sociedades, el riesgo que afrontamos es el riesgo de un derrumbamiento global».

Uno de los problemas es que, a diferencia del repentino impacto de la energía nuclear, el cambio climático y el agotamiento de los recursos son procesos lentos. Puede resultar demasiado fácil no apreciar la progresiva tendencia al deterioro hasta que el daño está hecho. 

Diamond pone el ejemplo del cambio climático en California, donde él vive, señalando que algunos días durante el verano el aire acondicionado estaba encendido todo el día debido al calor sin precedentes. «Esto por fin está llamando la atención de la gente». Pero durante décadas, la temperatura máxima continuó aumentando gradualmente. No es que cada año la temperatura fuera 0,3 grados más alta que el año anterior, sino que se trató de un punto de referencia progresivo. Y eso significó que la gente se olvidó de cómo era 40 años atrás porque no hubo un cambio repentino», asegura. 

«De igual modo, en la Isla de Pascua no es que el sábado estuviera llena de palmeras y el domingo quedara una sola de ellas. En su lugar, esto sucedió a lo largo de generaciones y siglos. Resulta difícil observar cambios que impliquen un punto de referencia progresivo hasta que es demasiado tarde».

Hoy en día, observamos incluso más gente ejerciendo mayor presión sobre los recursos del planeta. Aunque también cada vez más gente y más empresas se están tomando en serio los problemas del planeta.

«Eso me da esperanza», asegura Diamond. «La sociedad debe ser honesta sobre cómo afrontar el problema, en lugar de negar su existencia».

A primera vista, el desafío puede parecer casi insuperable: lograr que 215 países en el mundo se pongan de acuerdo para colaborar con el fin de solucionar problemas mundiales. Pero en la práctica es mucho más sencillo. Un puñado de países da cuenta de la mayoría del consumo de recursos naturales del mundo y producen el grueso de las emisiones nocivas. EE. UU., China, la Unión Europea, India y Japón son responsables del 62% de las emisiones de CO2 globales. 

«Si se pudiera lograr un acuerdo entre tan solo cinco países, ya contaríamos con más de la mitad del consumo de recursos en el mundo», afirma Diamond.

La experiencia de lidiar con la pandemia de la COVID-19 a escala mundial podría allanar el camino para una mayor cooperación en materia de cuestiones globales. 

«Por primera vez en la historia de la humanidad afrontamos una crisis reconocida como una crisis global», afirma Diamond. «Está claro que ningún país puede solucionar la COVID-19 por sí mismo... por lo que el mundo va a tener que unirse para afrontarlo como un problema global con el fin de encontrar una solución global».

«Y mi esperanza es que eso puede que nos inspire para encontrar una solución global a los problemas globales del cambio climático, el agotamiento de los recursos y la desigualdad. Mi esperanza es que esta tragedia nos dé una lección mucho más amplia».

Si quiere saber más sobre la opinión de Jared Diamond y otros expertos sobre su visión del mundo moderno, escuche el podcast Found in Conversation: foundinconversation.pictet