Ciudades después de la pandemia

El coronavirus cambiará la forma de nuestras ciudades, pero el auge de la urbanización es imparable.

Las pandemias y enfermedades del pasado han desempeñado un papel clave que ha influido en las ciudades actuales. Las paredes blancas minimalistas y las ventanas desde el suelo al techo tan apreciadas en los edificios modernos se inspiraron originalmente en los sanatorios de tuberculosis de principios del siglo XX. Por otro lado, los icónicos bulevares de París y el inmenso Central Park de Nueva York fueron diseñados, en parte, para ayudar a controlar la propagación del cólera y de otras enfermedades en el siglo XIX.

Al igual que las pandemias anteriores, la COVID-19 tendrá efectos disruptivos similares en el paisaje urbano.

Transformará la forma en la que las construimos, trabajamos y vivimos en ellas. El virus también ofrece a los gobiernos la oportunidad de solucionar los problemas que han asolado durante tanto tiempo el entorno urbano.

Tomemos como ejemplo las ventas minoristas. Después de la pandemia, habrá menos tiendas tradicionales. Antes de verse afectadas por la COVID-19, las tiendas físicas ya estaban atravesando dificultades y aproximadamente una de cada 10 tiendas estaba vacía.
Tras el confinamiento, la afluencia de clientes a las tiendas en el Reino Unido cayó un 85% interanual en abril, mientras que las ventas en línea se dispararon un 58% hasta alcanzar un máximo histórico del 70% de todas las ventas de productos no alimentarios. Si bien tales cambios drásticos probablemente serán temporales, la tendencia general se ha visto acelerada en gran medida por la pandemia. Los minoristas que sobrevivan a la sacudida digital serán aquellos que se encuentren en emplazamientos populares y ofrezcan experiencias y actividades de entretenimiento. Algunas tiendas se convertirán en puntos de almacenamiento para pedidos en línea y también funcionarán como tiendas propiamente dichas.

Las oficinas en las ciudades corren el riesgo de convertirse en otra víctima de la COVID-19. Dado que millones de personas en todo el mundo han experimentado el teletrabajo, se teme que la vida de oficina pase a la historia. Sin embargo, la situación es más compleja. Indudablemente, los métodos de trabajo serán más flexibles, pero las oficinas están destinadas a tener un futuro, incluso aunque muchos de nosotros terminemos trabajando desde casa durante varios días a la semana. Esto sucede porque los humanos somos esencialmente animales sociales: necesitamos compartir espacio ya que este nutre el tipo de colaboración que nos hace más innovadores y creativos. Esto es particularmente cierto hoy en día, cuando muchos trabajos manuales y rutinarios han sido automatizados, cambiando así la naturaleza de lo que hacemos en las oficinas: casi el 80% del trabajo actual se define como "colaborativo".

Por supuesto, algunas empresas cerrarán sus puertas y otras, en particular las más pequeñas, pueden tomar la decisión de prescindir de una oficina. Los edificios de oficinas más antiguos en ubicaciones fuera de la ciudad probablemente tengan muchas dificultades para atraer a nuevos arrendatarios y muchos puede que lleguen a convertirse en edificios de apartamentos. Sin embargo, para compensar este hecho, hay empresas que se están planteando expandir el espacio de oficina para permitir la distancia social. El espacio medio por empleado se ha reducido a la mitad durante las dos últimas décadas y puede que ahora observemos la inversión de esa tendencia a medida que las oficinas modernas y amplias se conviertan en una herramienta para la captación de talentos. Según las estimaciones de Knight Frank, una empresa internacional dedicada a la administración de propiedades, las oficinas con distancia social necesitarían unos 12,5 metros cuadrados por cada trabajador con mesa de trabajo, en comparación con la media actual de unos 11,7 metros cuadrados en la City de Londres y los 9,7 metros cuadrados en el distrito comercial de Docklands, también en Londres. También tendrán lugar otros cambios: puertas que se abren sin tocarlas, cafeterías que funcionan mediante aplicación móvil, mejores sistemas de ascensores, circulación del aire mejorada y propuestas innovadoras para escritorios compartidos sin poner en riesgo la higiene.

Ciertas partes del paisaje urbano que dependen del transporte necesitarán bastante tiempo para recuperarse. Los hoteles probablemente implementarán más tecnologías para reducir costes y contacto. Los hoteles de negocios pueden sufrir más que los dedicados al ocio y podría existir un mayor interés por satisfacer las preferencias de los turistas nacionales. El alojamiento para estudiantes puede verse estancado durante años debido a que los estudiantes internacionales se mantendrán alejados y las universidades implementarán métodos de aprendizaje en línea.

El sector inmobiliario tampoco se librará de desbarajustes. Conforme la gente se acostumbre a trabajar desde casa, necesitará una zona de trabajo más profesional. Esto implica un diseño diferente, tanto en términos de espacio como de luz. En los anuncios de apartamentos en el futuro, el número de puestos de trabajo puede llegar a ser igual de importante que el número de dormitorios. Compartir vivienda seguirá siendo popular, al menos por motivos económicos, pero con una atención mucho mayor al espacio y la tecnología.

Las viviendas en la periferia experimentarán un mayor crecimiento. Las familias con hijos pequeños, por ejemplo, pueden verse más atraídas por la idea de trasladarse a las afueras y a las ciudades dormitorio, especialmente si los métodos de trabajo más flexibles se popularizan, y ya no tendrán que afrontar desplazamientos para ir a trabajar y volver a casa cada día. Al mismo tiempo, la progresiva adopción de formas de desplazamiento al trabajo más ecológicas como caminar o ir en bici reducirá la importancia de las conexiones de transporte público. En particular, las bicicletas eléctricas pueden hacer más accesibles y atractivas una amplia variedad de ubicaciones cercanas al centro.

La calidad del aire tanto interior como exterior tendrá una mayor importancia para residentes y organismos reguladores. Se trata de un asunto importante ya que las áreas urbanas son responsables del 70% de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero. En grandes ciudades como Londres, la gente comprobará la calidad del aire en las calles a la hora de comprar una casa o incluso de elegir posibles ubicaciones para oficinas. Los espacios verdes gozarán de una especial popularidad y las ciudades tendrán la oportunidad de fomentar la biodiversidad.

También existirán nuevas incorporaciones en nuestras ciudades: si logramos salir de esta pandemia con una actitud más consciente en términos de salud, necesitaremos más centros médicos, instalaciones deportivas y establecimientos wellness. Por otro lado, necesitaremos más instalaciones logísticas pequeñas de último tramo para dar cabida al crecimiento de las compras en línea.
Así que aquellos que pronostican que la COVID-19 hará retroceder el proceso de urbanización están equivocados. La historia ha demostrado que las ciudades siempre encuentran la forma de adaptarse. Perdurarán como un testimonio del ingenio y la resiliencia humanas.


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Las megatendencias son las potentes fuerzas socioeconómicas, medioambientales y tecnológicas que definen nuestro planeta. La digitalización de la economía, la rápida expansión de las ciudades y el agotamiento de los recursos naturales de la Tierra son solo algunas de las tendencias estructurales que transforman la manera de gobernar países, dirigir empresas y vivir la vida.

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