Cuidado con los virus

En nuestro mundo tecnológicamente interconectado, ¿sucederá la próxima "pandemia" global en el ámbito digital?

Todas las pandemias, tanto las del pasado como la actual, han tenido una naturaleza biológica. Pero conforme nuestro mundo se hace cada vez más digital, ¿podría afectar el próximo patógeno a nuestros dispositivos en lugar de a nuestros cuerpos?

Al fin y al cabo, los virus informáticos se denominan así porque se comportan de forma similar a sus equivalentes biológicos, propagándose rápidamente de ordenador a ordenador y pasando de ser un problema local a uno regional e incluso global a un ritmo exponencial. De forma similar a cómo un virus biológico debe secuestrar una célula humana para propagarse, un virus informático debe secuestrar una unidad de información, como un archivo o un documento, por ejemplo. La máxima velocidad a la que una persona infectada puede viajar es la velocidad de un avión, pero la unidad de información infectada puede viajar (casi) a la velocidad de la luz. En Internet no existen fronteras, de ahí que sea imposible establecer cuarentenas a nivel nacional. Por consiguiente, las enfermedades en nuestros sistemas digitales son más difíciles de contener ya que se propagan más rápido que las medidas que podamos adoptar para combatirlas.

Se han dado numerosos ejemplos de infecciones informáticas que pueden ser consideradas pandemias tecnológicas. En 1988, se estima que el 10 % de todos los ordenadores conectados a Internet fueron infectados por un software malicioso llamado el "gusano Morris" que ralentizaba los ordenadores hasta paralizarlos. En aquel entonces, solo existían unos 60.000 ordenadores; hoy en día, un índice de infección similar sería desastroso.

Entre otras infecciones a gran escala destacan las causadas por el "gusano Blaster" en 2003 y el "gusano Storm" en 2007. Los hackers emplearon este último para tomar el control de millones de ordenadores y utilizarlos para propagar spam y robar identidades.

Desde entonces, nuestros ordenadores están mejor protegidos, pero también son mucho más complejos y ofrecen más oportunidades de encontrar vulnerabilidades explotables. Además, estamos utilizando cada vez más todo tipo de dispositivos conectados que pueden no estar tan bien protegidos como nuestros ordenadores. En 2016, la botnet Mirai tomó el control de cámaras de vigilancia y otros dispositivos del Internet de las Cosas (IoT) y los utilizó en ataques de denegación de servicio que hicieron inaccesibles sitios web tan populares como Twitter, Reddit, Netflix y Airbnb.

A la vulnerabilidad se añade el hecho de que casi todos los ordenadores, tabletas, teléfonos inteligentes y relojes inteligentes en el mundo funcionan con solo tres sistemas operativos –Windows, MacOS y Android– lo que significa que miles de millones de dispositivos están expuestos a un ataque efectivo a partir de un único malware. También estamos utilizando cada vez más la "nube" para ejecutar nuestro software y almacenar nuestros datos. Además, tan solo unos pocos proveedores importantes dominan el mercado de los servicios en la nube. Si un proveedor importante es atacado con éxito, esto podría afectar seriamente a cientos de millones de usuarios en todo el mundo, ocasionando potencialmente la pérdida permanente de información vital y la destrucción de proyectos de desarrollo en curso.

En el futuro próximo, la inteligencia artificial podría entrenarse para detectar y explotar vulnerabilidades en software y sistemas operativos. Así encontraría puntos débiles en las actualizaciones en los segundos posteriores a su lanzamiento, pero esperaría para explotarlos hasta que las actualizaciones hayan sido ampliamente instaladas. Todo ello ocurriría sin la supervisión humana que podría intervenir y detener ataques que podrían ocasionar daños mucho más graves que los previstos.

En vista de todos estos factores, el acontecimiento futuro de una grave pandemia tecnológica puede no ser una cuestión de "si ocurrirá o no", sino de "cuándo" y "cuán grave" sería. En el peor de los casos, todos los ordenadores del mundo podrían quedar bloqueados y todos los datos en dispositivos conectados a Internet podrían quedar destruidos, dando lugar a un tremendo colapso económico. Los dispositivos médicos de alta tecnología quedarían inservibles. Los coches, trenes y aviones automatizados, y también los drones, quedarían fuera de control y, como consecuencia fortuita, matarían a un número incalculable de personas. Tal suceso podría incluso activar sistemas de defensa automatizados, lanzando arsenales de misiles nucleares que no pueden ser detenidos –sin posibilidad de avisar a los objetivos potenciales ni de lanzar contraataques.

Una pandemia tecnológica de esta magnitud es posible, pero no probable. Al igual que se están implementando medidas de prevención globales en caso de pandemia mundial como la de la COVID-19, también se están aplicando medidas para prevenir la propagación de una pandemia informática. Aun así, un día podríamos ser testigos de un virus tecnológico que no pueda ser frenado por estas medidas y para el que resulte imposible encontrar antídoto, porque ha sido desarrollado por una máquina. Esto podría llevar al mundo a una paralización de un modo mucho más dramático y rápido que cualquier patógeno biológico.