Actividades bancarias para la prevención del cambio climático

"Si queremos forjar una economía con bajas emisiones de carbono, las empresas deben hacer mucho más", afirma el antiguo banquero central, Dr. Paul Fisher.

La batalla para detener el cambio climático está remodelando los negocios.  

Las ventas de coches eléctricos y paneles solares están aumentando rápidamente, mientras que el carbón está cayendo en desgracia. Industrias enteras se están enfrentando a la obsolescencia y están surgiendo nuevas industrias.

Pero la revolución no se está desplegando con suficiente rapidez. Esta es la visión del Dr. Paul Fisher, antiguo miembro del Comité de Política Monetaria del Banco de Inglaterra y actual vicepresidente del Instituto de Liderazgo Sostenible de Cambridge.

Para él, la economía con bajas emisiones de carbono no será una realidad a menos que las empresas tengan en cuenta oportunamente los riesgos relacionados con el cambio climático a los que tienen que enfrentarse. 

"Mucha gente aborda el cambio climático como una cuestión ética, social moral y política. Y lo es. Pero eso se interpone en el camino. Impide que la gente lo aborde de manera racional. Mi visión al respecto es que se trata de una cuestión de negocios", comenta.

"La demanda de bienes y servicios va a cambiar conforme avanzamos hacia una economía con menos emisiones de carbono y/o conforme la temperatura continúa aumentando". 

Bien sea en el momento en que las empresas consideren la viabilidad de sus planes o cuando los inversores decidan dónde colocar su dinero, el riesgo medioambiental debería ser la prioridad máxima. 

El problema es que los modelos financieros actualmente en uso no están creados para hacer frente a la naturaleza impredecible y polifacética de la amenaza climática. No suelen tener en cuenta los desafíos físicos, políticos y legales que acompañan al calentamiento global o las posibles variaciones en el comportamiento de los consumidores. 

"La gestión del riesgo tradicional examina los datos sobre la base de que los riesgos ocurridos en el pasado podrían volver a materializarse en el futuro. Siendo el cambio climático una tendencia ascendente, la mayoría de los riesgos potenciales relacionados con el clima aún no se han materializado, no están presentes en los datos", advierte Fisher. "Así que lo que hay que hacer se parece más a un análisis de escenarios donde uno debe resolver las cuestiones de tipo 'que pasaría si...' considerando cómo nuestro modelo de negocio se vería afectado. Es mucho más difícil".

Paul Fisher climate change

Capacidad de regulación

Para empezar, existen muchos factores desconocidos. Nadie puede afirmar con seguridad con qué rapidez aumentará la temperatura global o qué medidas tomarán los gobiernos y organismos reguladores. 

"Los gobiernos se han comprometido a actuar para combatir el calentamiento global, pero no sabemos a ciencia cierta qué van a hacer. Cada vez que un gobierno toma una decisión política que tiene potencial para cambiar los mercados financieros, esa decisión beneficiará a algunas industrias y empresas y será negativa para otras", asegura Fisher. "Ya hemos visto ejemplos de empresas que han perdido su valor [en bolsa] debido a decisiones políticas de gobiernos". 

La mayor empresa privada de carbón del mundo, Peabody Energy, por ejemplo, fue golpeada por un cambio hacia el uso de gas en EE. UU., mientras que la empresa eléctrica alemana RWE se vio afectada por la campaña del gobierno de Berlín para eliminar gradualmente la energía nuclear. 

Y los gobiernos están obligados a hacer más. El Reino Unido puede haber tomado la delantera comprometiéndose con la reducción a cero de las emisiones de carbono para 2050. Pero para frenar el calentamiento global de forma efectiva, tendrá que encontrar la forma de reducir la acumulación de gases de efecto invernadero que ya existe en la atmósfera –y la tecnología necesaria para ello está aún en pañales.

Mientras tanto, es probable que los impactos físicos del cambio climático modifiquen el precio de las tierras y de los bienes inmuebles, lo que repercutirá en cadena en el valor de los avales retenidos por bancos como garantías para préstamos.

"Un fenómeno meteorológico tiene el potencial para destruir la capacidad de un prestatario para pagar su deuda, a la vez que se lleva la garantía", advierte Fisher.

Riesgos de seguros

La creciente frecuencia de fenómenos climáticos catastróficos como grandes inundaciones, sequías o incendios forestales tiene un impacto particularmente marcado en las compañías de seguros. Según un informe del Banco de Inglaterra, el número de fenómenos meteorológicos que han causado pérdidas en los seguros se ha triplicado desde la década de los 80, mientras que las pérdidas en los seguros se han quintuplicado hasta alrededor de 55.000 millones de dólares anuales, ajustados teniendo en cuenta la inflación.

"Existen indicios de que cada vez hay más relación entre los fenómenos meteorológicos: se sufren sequías de forma simultánea en todo el mundo, en lugares donde antes no las había", explica Fisher. Todo el modelo empresarial del sector de los seguros podría estar amenazado, lo que conlleva el aumento de las primas y la reducción de las coberturas. A su vez, eso implica repercusiones en los mercados financieros y en la estabilidad financiera global.

"Nuestro sistema financiero actualmente asigna un gran valor a los productores y consumidores de combustibles fósiles. Podría existir una revaloración simultánea de muchos de esos bienes. Eso amenazaría la estabilidad financiera. Se trata de un riesgo excepcional, por lo que no es muy probable, pero tendría un gran impacto si llega a ocurrir", dice Fisher.

Los gobiernos y los organismos reguladores pueden contribuir a la revaloración del riesgo climático de una forma más ordenada. Pueden forzar la divulgación de las vulnerabilidades al cambio climático y fomentar que el capital fluya hacia sectores ecológicos. Solo en energía limpia, la investigación encargada por las Naciones Unidas estima que el mundo debe invertir 2,4 billones de dólares anuales hasta el año 2035 para evitar un cambio climático catastrófico. 

"Las finanzas ecológicas consisten en permitir al sector financiero proporcionar el respaldo financiero requerido a la economía verde y crear mercados sostenibles". Fisher concluye con las siguientes palabras: "Es la economía real la que va a encabezar la lucha contra el cambio climático, pero es tarea del sector financiero su financiación".