El nuevo mundo de China

El amor de China por la tecnología la ha ayudado a superar la pandemia y la ha situado a la vanguardia de una revolución digital revitalizada.

Cuando Peggy Liu acudió recientemente a ver al recién nacido de su hermano en un hospital de Shanghái, tuvo que coger su móvil. No para hacer llamadas ni tomar fotografías, sino para que el personal del hospital pudiera verificar que suponía un bajo riesgo de COVID-19.

"Lo primero que hizo el hospital, después de asegurarse de que llevaba mascarilla y de tomarme la temperatura, fue comprobar mi código sanitario en mi móvil", comenta Liu a Mega a través de una videollamada. "El rastreo de contactos es lo que de verdad está ayudando a los países asiáticos a sentirse seguros".

Operado por Alibaba, WeChat y Baidu, el sistema de códigos asigna a los usuarios uno de los tres colores del semáforo en base a sus datos sanitarios y a su historial de desplazamientos. También se utiliza para rastrear personas que podrían haber estado en contacto con una persona infectada. La aplicación está siendo usada ahora en cientos de ciudades en toda China para determinar si la gente puede ir al trabajo, utilizar el transporte público y hacer otras cosas.

La cantidad de datos disponibles es enorme, incluido el historial de localización GPS, expedientes médicos, reservas de viajes, registros de visitantes, transacciones financieras (a través de tarjetas de crédito o móviles) e imágenes de cámaras de videovigilancia. El espectro de aplicaciones está destinado a crecer conforme la expansión de las redes 5G permita el desarrollo de un inmenso Internet de las Cosas, conectándolo todo, desde plazas de aparcamiento hasta frigoríficos, al mundo digital.

China está bien posicionada para situarse a la vanguardia de esta revolución. En primer lugar, sus sistemas político y social plantean menos obstáculos para el uso de datos personales en comparación con EE. UU. y Europa, donde las cuestiones de privacidad son primordiales entre consumidores y reguladores.

Además, su población ha adoptado la tecnología en todas sus formas más rápidamente que muchos otros países. Incluso antes del confinamiento, el comercio electrónico representaba más de la mitad del total de ventas minoristas en China, comparado con apenas algo más del 10% en EE. UU. De hecho, se dice que China va "como mínimo cuatro o cinco años" por delante de Occidente en términos de logística, comercio y ventas minoristas digitales. Tal progreso incluye los pagos sin contacto, un factor clave en el mundo germofóbico actual. Las plataformas de pago en línea no bancarias en China procesaron la descomunal cifra de 250 billones de CNY (35 billones de USD) de transacciones en 2019, según los datos oficiales.

"En China todo se hace mediante pago móvil, puedes salir de casa sin cartera, sin tarjeta de crédito o sin efectivo", explica Liu. "Si no tienes que tocar dinero en efectivo, hay una forma menos de enfermarte".

La pandemia también ha propiciado el uso de la tecnología digital y robótica en otras áreas.

"El avance hacia diagnósticos y el uso de tecnología médica a distancia se ha acelerado. El uso de drones y vehículos autónomos eléctricos también se ha acelerado –ya existen vehículos autónomos que realizan entregas de alimentos y suministros médicos o limpian las calles", apunta Liu.

Al ser el primer país golpeado por la pandemia, China también fue el primero en adoptar el teletrabajo y el teleaprendizaje. Se estima que 200 millones de chinos estaban trabajando a distancia durante el punto álgido del confinamiento, incluida Liu.

La plataforma Teams de Microsoft experimentó un nuevo récord diario de 2.700 millones de minutos de reunión el día 31 de marzo de 2020, mientras que Meet, el producto para videoconferencias de Google, registró más de 2 millones de nuevos usuarios conectados cada día en la primera semana de abril de 2020.

Incluso cuando los confinamientos se hayan levantado totalmente en todo el mundo, Liu espera que tanto empresarios como empleados adopten prácticas laborales más flexibles que las anteriores a la pandemia: "Las empresas cambiarán radicalmente su forma de trabajar".

En este sentido, China puede necesitar ponerse al día: antes de la pandemia, solo la mitad de sus empresas tenían una política laboral flexible, en comparación con una media global del 62% y un 69% en EE. UU. Sin embargo, su actitud receptiva frente a la tecnología sitúa a China en una posición fuerte para adoptar una experiencia laboral en línea mucho más sofisticada, incluida la realidad virtual y aumentada.

"Simplemente, todo lo que estaba en proceso de cambio se ha acelerado. Todos los sistemas en el mundo deben reestructurarse en torno al hecho de que el cambio es lo único constante", asegura Liu.