Oficina 3.0

Bienvenido a las oficinas del futuro, donde la responsabilidad ya no consiste simplemente en ofrecer un escritorio y un ordenador, sino en fomentar la interacción personal e inspirar nuevas ideas.

Con la tecnología más novedosa, la mayoría de nosotros puede elaborar documentos, comunicarse con clientes y colaborar con compañeros desde casa, una cafetería o incluso desde un tren. ¿Esto hará que las oficinas se vuelvan innecesarias? Al contrario, son más importantes que nunca, siempre que puedan adaptarse a nuestras nuevas exigencias, sostiene Carlo Ratti, Director del Senseable City Lab del Instituto Tecnológico de Massachusetts y cofundador del estudio de arquitectura Carlo Ratti Associati.

“En tales casos, el único motivo para ir a la oficina es interactuar en un espacio físico con otras personas", comenta. "Podemos interactuar conectados a través de Internet utilizando Skype o videoconferencias, pero esto suele involucrar a un grupo predeterminado de personas que se centran en una finalidad concreta. Cuando se interactúa en persona, la capacidad de comunicación es mayor: se puede entrar en contacto con más gente e intercambiar nuevas ideas, lo que puede llegar a cambiar tanto las carreras profesionales como los resultados”.

El aumento del número de espacios de trabajo compartido, cuyas cifras se han triplicado en dos años hasta los 1,74 millones y se prevé que alcancen los 5,1 millones para 2022, pone de manifiesto el interés por la interacción humana, con proveedores que ofrecen cada vez más programas de formación, establecimiento de contactos y socialización.

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Mientras tanto, el estudio de arquitectura de Carlo Ratti rediseña oficinas en Europa y EE. UU. para fomentar la interacción. Una de ellas es la sede de la Fundación Agnelli, un instituto de investigación de ciencias sociales en Turín, donde añadió una construcción salediza de vidrio para abrir la mansión centenaria a la ciudad y creó espacios para trabajar y reunirse en el jardín. Una aplicación para teléfonos inteligentes permite a los ocupantes interactuar con sus colegas, reservar salas de reuniones y regular parámetros ambientales con un grado de personalización sin precedentes. En resumen, el edificio ofrece ahorro de energía, interacción humana y un entorno de trabajo más agradable.

Consideraciones similares intervienen a mayor escala en The Edge, el nuevo edificio de oficinas de la empresa global de auditoría y consultoría Deloitte en Ámsterdam. Su gran atrio entrecruzado por puentes crea una serie de entornos sociales en los que las personas pueden reunirse y hablar para fomentar nuevos patrones de trabajo. En cambio, solo hay 1000 escritorios para compartir entre los 2500 miembros del personal, con lo que se reconoce el hecho de que, en cualquier momento dado, muchos de ellos estarán trabajando en las oficinas de los clientes, en casa o en la carretera.

The Edge genera más energía de la que consume gracias a su conjunto de placas solares, el más grande instalado en un edificio de oficinas en Europa, así como un sistema acuífero subterráneo de almacenamiento de energía térmica que funciona como una batería que calienta y refrigera el edificio. Adoptando el Internet de las Cosas (IoT), unos 28.000 sensores en el edificio monitorizan la ocupación, el movimiento, la iluminación, la humedad y la temperatura.

Tales características ecológicas son clave dado que el mundo lucha por proteger el medio ambiente: los edificios consumen casi una tercera parte de la energía mundial y generan una quinta parte de todas las emisiones de gases de efecto invernadero, según el Grupo Internacional de Expertos sobre el Cambio Climático. 

"The Edge ha demostrado ser un foco de atracción efectivo para la contratación de personal. Y ellos disfrutan con la capacidad de usar la aplicación para modificar sus entornos de trabajo de acuerdo con sus necesidades y preferencias, algo que las investigaciones han demostrado que aumenta la actividad", comenta Ron Bakker, arquitecto de The Edge.

La sostenibilidad y la sociabilidad se están convirtiendo en requisitos esenciales para los edificios de oficinas de hoy y de mañana, y las empresas están cada vez más dispuestas a invertir para garantizar que cuentan con el entorno adecuado. 

"Mediante la perfecta integración de las tecnologías digitales en el espacio físico, podemos forjar mejores relaciones tanto entre las personas como con el edificio que ocupan, con el fin de fomentar, en última instancia, la interacción y la creatividad", comenta Ratti. "Es lo que denominamos Oficina 3.0. Es una visión que supera las limitaciones de los espacios previos a la aparición de Internet, así como el aislamiento alienante del teletrabajo".

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