Por qué los grifos no se secarán

Las nuevas tecnologías pueden ayudar al mundo a evitar una crisis del agua.

Un 0,25%. Ese es el porcentaje de agua utilizable en el mundo. El resto es agua demasiado salada, demasiado  contaminada o helada. A medida que la población mundial crece y aumenta su clase media1, se intensifica la presión sobre este recurso vital pero escaso. Para el año 2030, nuestro planeta se enfrentará a un déficit de abastecimiento de agua dulce del 40%, según la UNESCO.

Es evidente que tenemos que hacer que el agua dé más de sí. Esto significa consumir menos, reciclar más y aprovechar las reservas actualmente inutilizables.

Para lograrlo se requiere la inversión de los sectores público y privado, programas de educación para todas las edades y tecnología e innovación para mejorar la productividad del agua como recurso.

Consumir menos

La tecnología del agua más avanzada puede tener el mayor efecto en la agricultura, ya que esta es, de lejos, el mayor consumidor, alcanzando el 70% del consumo global total de unos 5.000 kilómetros cúbicos al año.

El riego de precisión, por ejemplo, no solo ahorra agua, sino que utiliza dosis inferiores de fungicidas, herbicidas y pesticidas, lo que a su vez reduce la contaminación del agua. 

La nueva tecnología del Internet de las Cosas basada en sensores, por ejemplo, puede precisar con exactitud cuándo y en qué cantidad se necesita agua. Esto reduce el consumo de agua y aumenta el rendimiento de los cultivos. 

A menor escala, los aspersores inteligentes, controlados a través de una aplicación para teléfonos móviles, pueden reducir el consumo de agua en jardines domésticos. Estas tecnologías ya generan un gran volumen de negocio. Está previsto que el mercado global de sistemas de microrriego se incremente más del triple hasta alcanzar los 14.900 millones de dólares para 20252.

water waste

Reciclar más

Además de consumir menos agua, debemos reciclar más. Las empresas del sector privado están atentas a este reto ya que el mercado global de reciclaje de aguas residuales crece a un ritmo del 20% anual. En este ámbito, el mayor problema tecnológico es la eliminación de los microcontaminantes, que pueden originar problemas sanitarios y medioambientales. No obstante, si podemos limpiarlas, las aguas residuales se convierten en un magnífico recurso.

Gracias a los avances de la química analítica, en la actualidad las concentraciones pueden medirse en partes por billón, el equivalente a una gota de impureza en casi 80 millones de litros de agua. Esto ofrece un grado de confianza mucho mayor en la calidad del agua tratada, incluso allana el camino para que el agua reciclada llegue a ser apta para el consumo humano y no solo para uso industrial.

Nueva oportunidad de vida útil

La innovación es necesaria no solo para crear nuevos sistemas, sino para preservar los antiguos. El envejecimiento de la infraestructura es un problema grave. Solo en EE. UU. se pierden anualmente 6,42 billones de litros de agua potable tratada como consecuencia de las fugas, con un coste de 2.600 millones de dólares3. La tecnología puede ayudar a localizar más rápidamente los puntos problemáticos, dando una segunda oportunidad de vida útil a las tuberías antiguas.

Con frecuencia, los contadores de agua inteligentes suelen ser la opción preferida, ya que detectan los cambios en la utilización del agua. En Barcelona, por ejemplo, los clientes con contadores inteligentes reciben una notificación por correo electrónico o por teléfono cuando se detectan aumentos del consumo o fugas. Esto ha contribuido a que la ciudad reduzca su consumo de agua per cápita en un 20%4

Para conseguir el mayor efecto posible, los datos de los contadores inteligentes deben agruparse, combinarse con la información de otros sensores y, posteriormente, analizarse para identificar cualquier problema existente o futuro. La red de inspecciones robotizadas constituye otra línea de defensa, sobre todo en las costosas tuberías de gran diámetro. 

Juntas, estas tecnologías ya establecidas, y otras nuevas actualmente en desarrollo, pueden ayudarnos a garantizar que haya suficiente agua potable en el mundo. 

 
[1] La OCDE pronostica que la población mundial de clase media aumentará hasta alcanzar los 4.900 millones en 2030 desde los 1.800 millones de 2009
[2] Inkwood Research, 2017
[3] Agencia de Protección Ambiental de EE. UU.
[4] Estrategias de gestión de la demanda de agua para ciudades con escasez de agua: El caso de España, 2018, C. Tortajada, F. González-Gómez, A. K. Biswas et al.